Una docena de hoguericas iluminaron la gélida noche de san Antón montalbína. La actividad durante toda la mañana del sábado fue frenética en el casco urbano de la localidad, sobre todo en las zonas en las que los vecinos se afanaban en montar sus hogueras con leña traída en camiones y descargada en varios rincones de la localidad, en donde los diferentes grupos de personas organizaban toda la madera para que la estética estuviera también presente a la hora de prenderlas por la noche.
Ya por la tarde, el ambiente se
tornó más festivo y el trabajo de la mañana dio sus frutos para que todos
pudieran disfrutar, frente al calor de la hoguera, de la buena compañía,
intentando paliar la noche fría que se adivinaba desde que el sol se puso.
Tan pronto como se hizo de noche los
vecinos prendieron sus hogueras, destacando las tres que se hacen en el casco
antiguo: la del Muro, la de la replaceta de los Ajos y la de la Replacete, territorio de peñistas, que aglutinó al
mayor número de vecinos en torno a ellas. Una divertida comitiva dirigida por
la comisión de fiestas llevaba un especial invitado, un cerdito de papel que
formaba parte de la rifa de uno real entre los que se animaban a comprar tiras
para colaborar en la fiesta.
Un incesante ir y venir de personas
conformaron una peculiar procesión por las calles de Montalbán, ya que nadie
quería perderse las espectaculares llamaradas que soltaban las grandes hogueras
que un año más congregaron a los vecinos para compartir charla y cena al calor
de las brasas.
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